Odio las conversaciones innecesarias y las risas fingidas. Odio cuando aparentas ser lo que en realidad eres. Odio todos y cada uno de tus comentarios vacíos sobre temas que no conoces, sobre cosas que has escuchado un par de veces, sobre lo que todo el mundo habla. Odio tu supuesta empatía, que les digas que lo sientes cuando te importan menos que nada. Odio tus respuestas automáticas, monosilábicas, mientras miras la televisión, odio tu despreocupación. Odio que te guste lo que al resto. Que quieras encajar desesperadamente y copies las elecciones de la gente. Que creas que no soy capaz, que no puedo hacerlo, odio eso. Odio profundamente tus quejas. Tus peticiones absurdas por cosas que realmente no necesitas, tus discursos contra el sistema y la política, la religión y la vida. Odio cuando la depresión te ataca, cuando estás en los huesos y ves una ballena frente a ti en el espejo, cuando la envidia se te siente en la piel y quieres ser como otra. Odio recordar que te humillaste como nunca lo habías hecho, que disfrutaras con el sonido del dedo presionando el gatillo y que tu rubio cabello se llenara de odio. Odio que estés muerta. Eso, eso es lo que verdaderamente odio.
Mi Odio.
Diseño; Elisa Salazar
1 comentario:
Soy yo, porque demasiadasveces actúo así y porque siempre lo odio. ¿Lo has escrito tú, Elisa?
Jose, el txungalí de Madrí
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