martes, 9 de diciembre de 2008

Historias Mínimas








“Las leyendas y mitos nos recuerdan lo peligroso de la mujer que mira, porque revierte el paradigma dominante...La medusa, que petrifica a quien la mira, es aniquilada por ella misma al recibir su mirada reflejada en el escudo de Perseo. Es el aviso de que la mujer no debe mirar, sólo ser mirada”
Bajo la mitológica advertencia de la Medusa, se ha evidenciado a lo largo de la historia, la prohibición a la mujer de mirar, y en este paradigma, también se incluye la imposibilidad de ser dueña de sus deseos y hasta de su propio cuerpo, eternamente utilizado en el arte y la publicidad. Esta allí como gancho visual, no importa que producto se ofrezca. En el arte ha sido la modelo, la amante resignada del artista, la inalcanzable, la subyugadora de los surrealistas, la perdición, la ególatra, la virgen o el ideal, pero pocas veces; la artista dueña total de su mirada.
Sin embargo, en las últimas décadas esta visión se ha resquebrajado y las mujeres artistas han reinventado una nueva forma de verse a ellas mismas desde su propia vivencia, tratando de alejarse cada vez más de la visión masculina.


Grandes pensadores opinan que cuando compartes con una persona un lugar muy intimo aunque esa persona no esté, algo de ella te pertenece, algo te queda.De ésta idea surge éste proyecto en el que presento una secuencia de fotografías en la que van transcurriendo chicos diferentes por un mismo lugar; una cama, una habitación, ellos siempre desnudos duermen o se encuentran en actitud relajada, aparentemente solos, pero tras la secuencia aparece la misma habitación pero ahora con una chica que mira a cámara. Ésta última fotografía actúa como firma, como autorretrato y como afirmación de que éstas son sus fotografías y sus vivencias.
Fotografía; Elisa Salazar

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